En una mina de diamantes, solo se consiguen unos pocos quilates de diamantes de varias toneladas de roca. Todavía no están procesados y se ven bastante turbios o cristalinos, como cubitos de hielo rotos, queda un largo camino por recorrer antes de que se pueda producir una gema brillante a partir de la piedra en bruto. Descubre todo lo que necesitas saber sobre los diamantes en bruto y su compra.
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La industria mundial del diamante es casi un universo cerrado, desde las minas, con sus grandes empresas operativas que extraen las piedras preciosas, hasta las bolsas de diamantes, donde se comercializan los diamantes en bruto y las piedras acabadas y cortadas, o los talladores de piedras preciosas, quienes transforman el diamante en la joya que puede usarse en joyería o venderse como inversión.
Aquí es precisamente donde radica el problema a la hora de comprar diamantes en bruto: dentro de este sistema, que, lejos de las grandes corporaciones mineras, se basa en viejas tradiciones como contratos basados en apretones de manos, lazos familiares o regionales, y cadenas logísticas establecidas, se encuentran los clientes finales que no son tomados en consideración.
Los particulares no tienen acceso a una bolsa de diamantes. Lamentablemente no se puede simplemente ir a un tallador de gemas con un diamante en bruto. Encontrar a alguien que domine este arte y acepte pedidos privados a un precio justo es un desafío. Los diamantes tallados y terminados también deben estar certificados, ya que una certificación 4C aumenta la comerciabilidad y genera confianza en la calidad del diamante.
Los diamantes en bruto que se ofrecen online en grandes cantidades, a través de varios mercados y plataformas de subastas, son casi exclusivamente diamantes de mala calidad. Son adecuados como artículos de colección para recolectores de minerales, pero no tienen valor real y no son adecuados como inversión.
A esto se suma un factor crucial: el análisis de la calidad de un diamante en bruto, cómo se puede dividir y cortar de la mejor manera, lo que requiere años de experiencia o tecnología escandalosamente cara. El valor que realmente tiene una piedra de este tipo es infinitamente más difícil de evaluar que con un diamante tallado.
Los diamantes se crearon hace millones de años, a gran profundidad y bajo altos niveles de presión y temperatura. La mayoría de ellos nunca verán la luz del día, solo algunos diamantes llegan a la superficie a través de chimeneas de kimberlita, un tipo de tren expreso para el magma, que puede extraer los diamantes.
Desde arriba, las minas de diamantes parecen gigantescas conchas de caracol que se adentran en la tierra en forma de espiral. La roca se extrae y se tritura, y los diamantes se lavan y preclasifican mediante un procedimiento especial. Las piedras que son aptas para la fabricación de joyas se envían a las bolsas de diamantes a través de distribuidores, donde se venden y luego se tallan por talladores de diamantes. Estos luego pasan directamente a los vendedores comerciales o pasan a través de la bolsa de diamantes una vez más.
Al final de la cadena está el joyero o comerciante de diamantes, que ofrece a la venta las piezas de joyería o los diamantes sueltos. Dependiendo del proveedor, las piedras preciosas vendrán directamente de origen; de los talladores de piedras preciosas, o pasarán por una red de distribuidores intermediarios, que tiene una gran influencia en el precio.
Dependiendo del tamaño y la calidad, el precio de los diamantes en bruto puede variar desde unos pocos euros hasta varios millones, sin embargo, incluso en el caso de productos promedio que no caen ni cerca de estos extremos, existen diferencias de precio considerables. Sin ser tallados y certificados, la calidad de los diamantes en bruto no se puede determinar como estándar utilizando el método 4C.
Inicialmente, la compra de diamantes en bruto puede parecer atractiva: la idea de adquirir una piedra sin tallar a un precio asequible, puede ser como encontrar un tesoro y ganar el premio gordo. Sin embargo, la realidad es diferente. No encontrarás diamantes en bruto en el mercado que no hayan sido probados minuciosamente por expertos y que no tenga asignado un precio acorde con su valor. No encontrarás una ganga sensacional ni multiplicarás el dinero invertido.
Las desventajas, por otro lado, son más que aparentes: comprar diamantes en bruto es considerablemente más especulativo que comprar piedras talladas. La comerciabilidad en comparación con la de los diamantes tallados certificados es menor. El costo de tener la piedra tallada profesionalmente de forma independiente es tan alto en Europa que, en última instancia, pagarás más que comprando un diamante tallado. Tallar también conlleva un pequeño riesgo: si no se detectan de antemano tensiones en la piedra, el diamante puede romperse durante el tallado y se destruirá irreparablemente.
En conclusión: comprar diamantes en bruto es un negocio arriesgado dado que, para los puristas, el valor real es casi imposible de evaluar. Si estás buscando una inversión seria con mucho menos riesgo y atractivas perspectivas de rendimiento, entonces la compra de diamantes tallados, con un certificado de un laboratorio como el GIA, es, con mucho, la mejor opción.
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